ASPECTOS PSICOLÓGICOS DE LA PIEL

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Las funciones más importantes de este órgano son:

  • Delimitación y protección
  • Contacto
  • Expresión
  • Estímulo sexual
  • Respiración
  • Exudación
  • Termorregulación

La piel tiene un componente “dual” muy marcado, por una parte nos protege del exterior, por otra nos “aísla” de él. Es como una cárcel de la que no podemos escapar.

A través de la piel recibimos los estímulos del mundo que nos rodea, tanto los agradables como los desagradables. En la piel reside el sentido del tacto.

La piel es por tanto, el punto de encuentro de dos universos infinitos: el YO y el de LOS OTROS. Esto significa que todo lo que suceda en cualquiera de los dos mundos, lo voy a reflejar en mi piel. 

Todo ello nos confirma que la piel es una gran superficie de proyección en la que se ven tanto procesos somáticos como psíquicos. Pero, puesto que la piel revela tantas cosas de nuestro interior, es fácil caer en la tentación no ya de cuidarla con esmero sino de manipularla.

Te invito a que reflexiones sobre la manera en que utilizas la cosmética, que debería de servir para mejorar tu aspecto, sin lugar a dudas, pero sin sustituir los rasgos importantes de tu cuerpo por otros artificiales. No elimines lo “esencial” porque estarás construyendo una “mentira” de ti misma. Esta es la cuestión por la que la Cosmética es un arte difícil, porque modifica aspectos sin modificar la esencia y evitando que el paso del tiempo  imprima un exceso de dramatismo en el rostro.

La proximidad o el contacto con la piel de la persona, ya nos revela información sobre su estado emocional. Por ejemplo:

  • Una piel sensible o fina, pertenece a una persona con un alma igualmente sensible y vulnerable ante cualquier alteración que venga del interior o del exterior.
  • Una piel dura y áspera, nos habla de una persona dura y de fuertes defensas, que ve la sensibilidad como un signo de debilidad.
  • Una piel húmeda y sudorosa refleja el miedo irracional, la inseguridad y la falta de confianza en los propios recursos, en definitiva, tendencia a la baja autoestima.
  • Una piel rojiza refleja como ninguna otra, la ira y la excitación. Las persona reactivas, susceptibles en exceso, se ponen “rojas de ira” y eso color delata su estado interior.

La piel refleja de igual modo los ataques que recibe del interior como los del exterior. La inflamación producida por un grano, es un ataque que recibe de un conflicto o perturbación interna, mientras que una herida es un ataque que recibe de una agresión externa. La piel en ambos casos ofrecerá bastante información al terapeuta sobre el origen de la agresión, pero también de su naturaleza.

Si somos observadores, veremos en la piel una fuente de información sobre la salud y el estado de ánimo de la persona, hasta el punto de cambiar de “color”. Con frecuencia decimos que “estamos rojos de ira” o que tal o cual persona está poniéndose “morada” de comer, o “verde de envidia” o que se quedó “blanca” de estupor o que está “negra” de aguantar tal o cual cosa.

La temperatura también es un atributo de la piel que delata ciertos estados de ánimo, esto puede verse cuando decimos que nos quedamos “helados” al escuchar la noticia, o cuando estamos “ardiendo” de rabia por tal suceso.

El afecto y el cariño que las personas tanto necesitados dar y recibir, lo hacemos a mediante el contacto físico sobre la piel. Roces, caricias, abrazos, apretones de manos y toda una liturgia de gestos a través de los cuales fluye la energía afectiva entre las personas utilizando como vehículo de transmisión, la piel.